EL PROBLEMA DE LA INFERTILIDAD MASCULINA

La mayor parte de las parejas desean tener hijos antes o después. Cuando no consiguen un embarazo transcurrido de un tiempo razonable intentándolo (se estima en un año sin anticonceptivos de ningún tipo), la pareja busca ayuda. El varón acude a un urólogo para comprobar si él es la causa de la infertilidad. El especialista lo primero que hace es un análisis del semen, un seminograma, para determinar si contiene un número suficiente de espermatozoides (que se forman en el testículo) de buena calidad. En el caso de que este análisis muestre parámetros dentro de la normalidad, se considera que el varón no es la causa de la infertilidad de la pareja.

Pero si el seminograma muestra anormalidades, se considera que el varón es causa del problema al menos parcialmente. ¿Y que es un seminograma normal? Pues es aquel que muestra un número suficiente de espermatozoides con una vitalidad y movilidad alta, del 70% aproximadamente (hay criterios variables sobre este porcentaje). En cuanto al número, los criterios han variado a través del tiempo. Hace 40 años se consideraba necesario tener 60 millones de espermatozoides por centímetro cúbico de semen para tener una fertilidad normal. Con el tiempo y la experiencia hoy se ha reducido esa cifra hasta los 20 millones. Si el número es inferior a esa cifra y los parámetros de vitalidad y movilidad están disminuídos consideramos que este varón tiene un problema de infertilidad.

En este caso siempre buscamos alguna causa que pudiese corregirse. Hacemos unos análisis de sangre para determinar si las hormonas que actuan en el proceso de formación del semen tienen niveles normales. Buscamos antecedentes clínicos, como el haber padecido parotiditis (inflamación de la glándula parótida, vulgarmente paperas) antes de la pubertad y que puede haber afectado también a los testículos (el tejido de la parótida y el del testículo son parecidos y pueden facilmente afectarse al mismo tiempo). También el haber tenido de niño un testículo no descendido (criptorquidia en términos médicos) puede afectar la fertilidad de mayor. La presencia de un varicocele (varices en el testículo) se ha asociado también con anormalidades en el semen aunque hoy se duda de esta asociación pues la corrección del varicocele casi nunca mejora la situación. Hay otras causas de origen genético, poco frecuentes, que hay que tener en cuenta. Pero la realidad es que en la mayoría de los casos de semen inadecuado no encontramos ninguna causa.

Antes de hablar de posibles soluciones hay que hacer alguna puntualización. En primer lugar, nuestro criterio de semen normal es simplemente teórico pues no tenemos término de comparación, porque nunca examinamos el semen de varones que han tenido hijos. No sabemos, por lo tanto, cuantos de estos varones fértiles tienen un semen que considerariamos inadecuado. También hay que saber que la mayoria de los varones de parejas infértiles tienen un semen normal y aun así su pareja, en la que tampco se ha encontrado nada anormal, no se queda embarazada.

¿Como tratar estos casos? La realidad es que, a menos que encontremos una causa corregible, no tenemos ningún tratamiento efectivo para mejora un semen inadecuado. Nuchas veces se andministran hormonas estimulantes del testículo (gonadotropinas) pero en ausencia de una carencia detectada en los análisis los resultados son decepcionantes. Pueden mejorar algo la calidad del seman pero no se consiguen embarazos, que es de lo que se trata.

La infertilidad del varón hay que plantearla como infertilidad de la pareja y el objetivo de cualquier tratamiento es conseguir un embarazo. No importa si la calidad del semen es buena o mala si no se consigue que la mujer quede embarazada. El único consejo razonable que podemos dar a estas parejas, para que no pierdan tiempo y esperanza, es remitirlos a un centro de fertilización asistida para que les informen, de forma realista, de cuales son sus posiblidades de llegar a un buen fin.

 

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