EL TABACO Y EL CANCER DE PROSTATA

Es bien conocida la relación que existe entre el tabaco y ciertos tumores. Los fumadores tienen una probabilidad mucho más alta de tener un cáncer de vejiga, de pulmón o de laringe que los no fumadores.  No es que el tabaco sea la causa de estos tumores malignos, pero sin duda predisponen, de alguna manera todavía no bien entendida, a su aparición.

Menos conocida es la relación del tabaco con el cáncer de próstata. Aunque el fumar no aumenta la probabilidad de desarrollar un tumor maligno de la próstata, si está establecido que, en caso de tener un cáncer, la probabilidad de que sea muy agresivo es mayor. Y, por lo tanto, la probabiidad de no ser curable también aumenta. Asimismo está demostrado que los pacientes operados con intención curativa (porque sus tumores no habían salido de la próstata) tienen a largo plazo  más probabilidades de desarrollar metástasis.

El mecanismo por el que este efecto negativo del tabaco se produce, parece relacionado con la inducción del enzima hemo oxigenasa 1 (HO1) que a su vez activa el factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF en sus siglas en inglés) que tiene una acción tumoral bien conocida.

La buena noticia es que a los diez años de dejar de fumar, el riesgo desaparece. Y la probabilidad de padecer un cáncer de próstata de estos ex fumadores se iguala al de los que nunca han fumado.

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