Cancer de prostata

¿ES NECESARIO TRATAR TODOS LOS CANCERES DE PROSTATA?

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Antes del año 1990 no disponiamos de medios para diagnosticar el cáncer de próstata precozmente. Cuando encontrábamos uno de estos tumores, en la mitad de los casos ya estaban diseminados por todo el cuerpo y, del resto, muchos casos estaban avanzados localmente. Eran pocos los tumores que encontrábamos en sus estadios localizados y que era posible curarlos definitivamente. Pero también es cierto que en las autopsias de muchos pacientes ya ancianos, fallecidos por causas no cancerosas, encontábamos células cancerosas en la próstata. Es decir que existían casos de cáncer de próstata que nunca habían evolucionado y que se quedaron «durmientes» sin causar ningún problema.

Pero las cosas cambiaron. Ya en 1979 un investigador, el Dr. M.C. Wang, describió la existencia en la próstata de un antígeno que era específico de este órgano. Era el llamado desde entonces antígeno prostático específico o PSA en sus siglas en inglés. Tiempo después, en el año 1987, un urólogo de los Estados Unidos, el Dr. Stamey, encontró una relación entre el nivel en sangre de este antígeno y la posibidad de padecer un cáncer de próstata. Y finalmente en el año 1994 otro urólogo americano, el Dr. Catalona, después de realizar un estudio muy completo en un gran número de pacientes, pudo determinar el valor crítico del PSA: si el valor era menor de 4 ng/ml la probabilidad de padecer un cáncer de próstata era casi nulo y por encima de ese valor existía una probabilidad, más alta cuanto más alto era el valor de este marcador. Esta situación fue el comienzo de la era del diagnóstico precoz pues por medio de un análisis de sangre sencillo podíamos seleccionar a aquellas personas en riesgo y  realizar una biopsia para confirmar el diagnóstico de cáncer. De esta manera se encontraban muchos tumores en fase temprana y, por lo tanto, curables.

El problema es que por este procedimiento diagnosticábamos y tratábamos también a aquellos paciente que tenían un cáncer «durmiente» que nunca hubiese avanzado y causado problemas. Estabamos sobre diagnosticando y sobre tratando a algunos pacientes que, en ralidad, no necesitaban tratamiento. Un tratamiento agresivo (cirugía radical, radioterapia) y que producía, además de una «curación» innecesaria, efectos secundarios importantes.  ¿Como evitarlo?

Para resolver este dilema tenemos que retrotraernos hasta el año 1966 cuando un patólogo también estado unidense, el Dr. Donald Gleason, clasificó el cáncer de próstata según su agresividad cuando se estudiaban las muestras al microscopio. No es este el momento de entrar en los detalles técnicos pero la clasificación de Gleason va desde el número 2 hasta el 10, siendo mayor la agresividad (y por tanto la gravedad) cuando este número es más alto.

Con estos datos se ha podido determinar el perfil apoximado de los cánceres «durmientes» de la próstata. Simplificando lo que es una situación compleja, podemos decir que los casos en los que el PSA es menor de 10 ng/ml y el número de agresividad de Gleason es 6 o menor, pueden no necesitar tratamiento. Pero, como tantas veces ocurre en medicina, la seguridad no es absoluta y estos pacientes no tratados deben de ser seguidos cuidadosamente mediante repeticiones periódicas del PSA y, en ocasiones, nuevas biopsias de la próstata. Porque si se aprecia algún progreso del tumor, es preciso llevar a cabo un tratamiento curativo.

De esta manera el 70 % de los pacientes no tratados sino vigilados activamente, nunca necesitarán tratamiento y se evitarán los consabidos efectos secundarios. Pero en un 30% aparecerá, en los dos o tres años seguientes al diagnóstico, evidencia de progreso del tumor. El tratamiento agresivo llevará al control del cáncer. Y es importante decir que este retraso en el comienzo del tratamiento no compromete el resultado final, es decir que el resultado será el mismo como si el tratamiento se hubiese realizado unos años antes, cuando se realizó el diagnóstico del cáncer.

Nuestros lectores pueden encontrar más información en otros artículos sobre el cáncer de próstata publicados  en este blog. Y sobre todo, advertir que con este artículo queremos dar una visión general y superficial (para que sea fácil de entender) de un problema complicado y que nunca puede sustituir a la valoración directa de cada caso por un especialista experimentado.

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Dr. Rafael Romero

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