La prostata

PROSTATITIS CRONICA ¿REALMENTE EXISTE?

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Muchos hombres llevan sobre si la etiqueta (el diagnóstico) de prostatitis crónica. Generalmente este diagnóstico se hace por la presencia de unas molestias inespecíficas en la región del periné (la zona comprendida entre el escroto y el ano), a veces acompañadas de alguna molestia en el bajo vientre.  Si existe, además, alguna molestia al orinar, el diagnóstio se dirige rápidmente hacia la próstata. Todos los estudios, análisis de sangre y orina, ecografía, etc., suelen ser negativos. El tacto rectal muestra una glándula prostática de características normales pero si hace falta que haya algo de dolor, con apretar algo más es suficiente.  La inmensa mayoría de los hombres con el diagnóstico de prostatitis crónica concuerdan con esta descripción. Se trata de un diagnóstico de exclusión, sin signos positivos. Si no encontramos una causa para estas molestias, tiene que ser la próstata. ¿Que si no?

En realidad el diagnóstico positivo de la prostatitis crónica requiere de hallazgos también positivos como es lógico. Para ello es necesario obtener una muestra de líquido prostático mediante masaje de la próstata. Si en esta muestra encontramos bacterias, podemos hacer el diagnóstico de prostatitis crónica bacteriana. Su tratamiento se basa en la administración de antibióticos. En ocasiones el líquido prostático no muestra bacterias pero si aparecen leucocitos. Cuando hay más de diez leucocitos por campo del miroscopio, hablamos de prostatitis crónica abacteriana (algunos han utilizado el término prostatosis para esta situación). Su tratamiento está sujeto a controversia. Hay quien recomienda tratamiento con antibióticos por si este proceso fuese causado por organismos difíciles de detectar como los micoplasmas y las clamidias.  Pero hay quien prefiere tratar con medicación anti inflamatoria simplemente. Es preciso señalar que la muestra de líquido prostático no puede ser sustituida por una muestra de semen, que es más fácil de obtener pero que no refleja la verdadera secreción de la próstata.

Pero la gran mayoría de los diagnósticos de prostatitis crónica se realiza como diagnóstico de exclusión, como hemos visto más arriba.  Esto conduce a la administración de tratamientos innecesarios y prolongados a lo largo de muchos años. Y de esta forma el paciente lleva consigo un diagnóstico falso pero preocupante. Uno de los problemas de esta situación es que una vez admitido este diagnóstico de exclusión (y por lo tanto falso) dejamos de investigar y no encontraremos la verdader causa de las molestias. La zona del periné es una encrucijada compleja donde se eentrecruzan diversos músculos que cierran el suelo del abdomen y soportan el peso de las vísceras. Es atravesada por la uretra, el recto, arterias, venas y nervios. Es preciso estudiar cuidadosamente estas estructuras en busca de una causa demostrable. Tampoco hay que ovidar que esta zona está controlada por unos nervios que tienen su origen en la columna lumbo sacra, por lo que problemas a este nivel, como una hernia discal o el atrapamiento de un nervio pueden reflejarse en el periné.

Si una exploración cuidadosa de esta zona no muestra hallazgos positivos evidentes, hay que quitar importancia a las molestias. Cuando una persona tiene un dolor de cabeza no piensa que tiene un problema en el cerebro y simplemente  toma una aspirina. Las molestias en el periné no son mayores que las que causa una cefalea o una migraña. Pero causan más preocupación porque puede ser algo de próstata y eso no es bueno, tiene connotaciones muy negativas.  El tratamiento lógico es el sintomático, como en el dolor de cabeza. Cuando hay molestias, tomar puntualmente aspirina, paracetamol o similar. Y al desaparecer la preocupación, muchas veces las molestias mejoran o incluso desaparecen.

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Dr. Rafael Romero

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