De todo un poco

LA CIRCUNCISION EN LOS NIÑOS

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La circuncisión es una pequeña intervención quirúrgica que tiene como objetivo el extirpar la parte de la piel del pene que cubre el glande. A esta parte de la piel le llamamos prepucio. En general el prepucio puede retraerse con facilidad y sin molestias para descubrir el glande y, por ejempo, proceder a su limpieza.

Cuando el prepucio se estrecha y no puede retraerse, se produce lo que llamamos una fimosis. En estos casos la higiene del glande se dificulta y pueden produirse irritaciones molestas e incluso infecciones. Si la fimosis es muy acusada puede incluso dificultar la micción. Si esto ocurre no hay más remedio que realizar una circuncisión, extirpando el prepucio y dejando el glande al descubierto de  manera permanente. La circuncisión no produce ningún cambio en la sensibilidad ni en la función sexual por lo que puede llevarse a cabo sin preocupación cuando es necesaria.  En los adultos esta intervención se realiza bajo anestesia local sin necesidad de hospitalización.

El caso de los niños pequeños es algo distinto. Al nacer todos los niños tienen una fimosis que llamamos fisiológica, es decir, que es natural y no es nada anormal. En estos casos la piel del prepucio está pegada al glande por medio de unas adherencias que llamamos sinequias. Pero no  dificulta la micción ni produce molestia alguna.

Es frecuente que se recomiende a los padres el  retraer el prepucio del niño poco a poco con el objeto de prevenir una futura fimosis cuando sean mayores. Es una maniobra que suele ser molesta para el niño. Pero además es contraproducente por lo que no aconsejamos que se haga. La fimosis fisiológica del recién nacido se resuelve sin necesidad de hacer nada porque los pequeños tienen erecciones espontáneas (todos los papás y mamás las han visto) con lo que la separación de prepucio se realiza gradualmente. Cuando se fuerza esta separacción, pueden producirse pequeñas grietas en la piel del prepucio que al cicatrizar facilitan la formación de una fimosis.

En resumen, no hay que forzar el descubrimiento del glande en los niños pequeños. Hay que dejar que la naturaleza, que es muy sabia, lo haga por sus propios medios.

 

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Dr. Rafael Romero

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